Entrevista Martha Ramírez, MAMM

1. ¿Quién es Martha Ramírez?

Siempre es difícil definirse a uno mismo, nos tenemos tan cerca que la falta de distancia nos impide vernos en una dimensión más amplia y quizás más objetiva. Con esa salvedad, puedo decir soy una mujer comprometida y apasionada por lo que hace. Soy empática y sensible a las cualidades propias de la naturaleza humana y en esa medida soy una aprendiz de la vida en todas sus dimensiones.

2. ¿Cómo llegó al arte?

Llegué al arte por una afinidad natural. Desde niña fui curiosa y desarrollé el gusto por observar todo lo que me rodeaba. La imagen en todas sus dimensiones siempre me causó fascinación, pasaba las horas mirando ilustraciones en los libros de cuentos y en las enciclopedias; cualquier revista o impreso que hubiera en la biblioteca de mi casa y que tuviera imágenes, despertaba mi una gran curiosidad. Muy pronto descubrí la lupa y esto me llevó a ver los detalles de las cosas, era sin duda una forma de penetrar más en esa realidad distante que me traían las imágenes, y de paso fabricar o imaginar historias detrás de lo que veía.

En el colegio no cambiaron mucho las cosas, tuve una empatía natural por las clases de arte, la biología, la anatomía y en general por las humanidades. Siempre tuve claro que estudiaría arte o algo que se le acercara mucho.

Quizás la llegada más directa al arte fue cuando salí del colegio y era el momento de elegir una carrera. Ingresé a la Universidades Bolivariana, a la recién fundada facultad de diseño industrial, allí tuve la suerte de que algunos de mis profesores eran artistas locales: Javier Restrepo Cuartas, Hugo Zapata, Luis Fernando Valencia, Alberto Uribe, Oscar Jaramillo, entre otros, fueron los mismos que más tarde serían los fundadores de la Escuela de artes de la Universidad Nacional, y algunos de los cuales conformarán el grupo de los 11 antioqueños.  Pasados unos tres semestres fue claro que lo mío no era el diseño industrial. De forma muy oportuna tuve la suerte de enterarme que estos artistas estaban ideando un proyecto para fundar una carrera de artes que prometía ser algo muy diferente a las tradicionales escuelas de arte del momento, todas muy inclinadas a una formación en el oficio; mi entusiasmo fue tal que me retiré de la Bolivariana y me quedé algunos meses por fuera esperando la fundación de la tan prometida escuela de artes. De esta manera ingresé a la universidad Nacional y me gradué como maestra en artes, en su primera promoción en noviembre de 1983. De ahí para adelante fue seguir en la ruta del arte, con todas las bifurcaciones que trae la vida. 

3. ¿Cómo aportó la docencia a su obra?

La docencia me acercó de forma más activa al conocimiento, al estudio juicioso de temas, al desarrollo de conceptos, al conocimiento de artistas y procesos que se eligen como referentes de estudio, y en general, a las diversas dinámicas que se entrecruzan en los procesos del arte.

Cuando se es docente de arte, no sólo se enseña lo enseñable del arte, que por demás ya esta en los libros, lo que verdaderamente se enseña es a ver el mundo, a encontrar relaciones entre las cosas, a apropiarse del conocimiento, a investigar sensiblemente, a enfrentar los procesos de creación con sus variables técnicas, contextuales, históricas, personales y hasta existenciales.

Se aprende también del ejercicio de pensar posibles salidas para los problemas de los alumnos, en todo caso es una relación de doble vía, donde el horizonte se abre para ambos y todo ello termina repercutiendo de una u otra forma en lo que somos y hacemos.

4. ¿Hay líneas transversales en su trabajo?

Definitivamente los temas que tienen que ver con pensar la imagen atraviesan transversalmente mi trabajo. Vivimos en mundo pleno de ellas, nos llegan como una ración diaria de información y se convierten en la forma más cotidiana de percibir, conocer y también de falsear el mundo que habitamos.

Las relaciones entre la pintura y la fotografía y como cada una tensa sus limites hasta invadir el espacio de la otra, son también otra línea transversal en mi trabajo.

Igualmente, la pregunta por el cuerpo ha estado muy presente en algunas series de mi proceso. Me inquieta el ser humano revelándose con y a través de su cuerpo, el cuerpo es un lugar de inscripción donde puede leerse las formas de la precariedad producto de la violencia, de exclusión,  sobre él recaen todos los discursos de poder. En general me asombra  el poder y la capacidad de resistir que tiene el cuerpo, a la vez siendo tan vulnerable.

Desde otro ángulo, más concretamente desde la participación del cuerpo en la pintura, me interesa mucho la huella que deja el pintor sobre el soporte cuando pinta y como estas terminan dando cuenta de las pulsiones del cuerpo, de las dudas y en general de  algo que va más allá de lo que vemos. El componente afectivo es una máquina que moviliza las sensaciones y a través de ellas el pensamiento.

5. ¿Por qué abordar el tema del esfuerzo?

Parto de creer que no vivimos en una realidad perfecta. La vida esta colmada de situaciones complejas y retos que requieren de persistencia y determinación. Con el tema del esfuerzo me refiero sobretodo a eso, algo más ligado con una virtud como la firmeza y la persistencia para afrontar los objetivos propuestos, lo constato en muchos de los proyectos de la existencia humana cotidiana. Con el tema del esfuerzo no quiero referirme a un acto de fuerza bruta, tampoco a un acto de disciplina y fuerza de voluntad, el esfuerzo del que quiero hablar es sobre todo un acto de inspiración, porque donde no hay esperanza no puede haber esfuerzo.

La vida actual se ha venido llenando de modelos, de acciones o de métodos que buscan garantizar lo fácil para llegar así y muy rápido a tener una vida feliz. Estamos llenos de profetas, de hábitos, que prometen en pocos pasos y en poco tiempo, la conquista de la felicidad, todo sin un ápice de esfuerzo. Estoy a favor de los aportes del esfuerzo y el compromiso en la construcción tanto de la individualidad como de la sociedad.

Como decía Estanislao Zuleta en un ensayo denominado, Elogio de la dificultad, lo que de todos modos hay que intentar, es conservar la voluntad de luchar por una sociedad diferente.

6. ¿Cómo se convierten las capas de la pintura en el símil del movimiento audiovisual?

No es exactamente un símil del movimiento audiovisual, pues la temporalidad del medio audiovisual, su movimiento y fluidez son en cierta forma opuestos a la quietud de la imagen pictórica. Pero hay en la pintura otro tiempo y otra fluidez. El tiempo de la pintura es el tiempo de su construcción, equivale a un tiempo que se va sumando capa tras capa, gesto tras gesto hasta llegar a conformar la apariencia de la imagen que vemos. Esta imagen es literalmente una construcción por estratos, cada capa es un tiempo, es en sí mismo una duración que queda fijada sobre el soporte, no en sentido horizontal, como es el caso de la fluidez temporal del medio audiovisual, sino en profundidad, visible en los diversos estratos que la componen.

7. ¿Qué esfuerzos se reflejan en su obra?

Concretamente el relato del esfuerzo esta presente en la serie pinturas titulada Contracorriente, en donde interrogó el cuerpo desde los esfuerzos que lo acompañan y a veces lo exceden. Individuos, grupos, cosas y memorias están en constante movimiento e intercambio y en ese ejercicio siempre empujamos, cargamos, jalamos, formamos grupos con otros para superar un obstáculo, tratamos de mantener el equilibrio y la estabilidad a pesar de lo incierto de las circunstancias.  Son en todo caso esfuerzos que dan sentido a las historias de construcción de territorio, de supervivencia, de éxodo y de proyectos de vida.  

Los seres que habitan estas pinturas fluyen por superficies pictóricas líquidas como ríos, lo que me permite ahondar en la experiencia de lo cambiante y escurridizo, como metáfora de un lugar donde hay que sortear dificultades, un lugar que no representa el paraíso soñado o la tierra prometida.

8. ¿Cómo se configuran la migración y el desplazamiento en una carga a cuestas que se debe narrar?

La migración supone un movimiento, un ir hacia, en busca de una simbiosis con el mundo o una tierra donde morar, y en ese ejercicio, invariablemente hay que halar la vida, llevarla a cuestas. Cargamos enseres físicos, espaciales y mensurables, o soportamos cargas psíquicas y simbólicas. La carga a cuestas, es la piedra que Sísifo empuja cuesta arriba. Es nuestro propio cuerpo vulnerable y disputado por fuerzas biológicas, psíquicas, sociales, económica. La carga son también los objetos que nos atan al mundo, son las memorias que llevamos y nos protegen del olvido. En todo caso en la migración siempre hay un equipaje de supervivencia que se carga y que con surte contiene nuestras memorias mas preciadas.

9. ¿Qué se narra en Transiciones?

El concepto transición implica un cambio en un modo de ser o estar. Por lo general se entiende como un proceso con una cierta extensión en el tiempo.

La obra Transición es un paisaje fragmentado en 12 partes, cada una de ellas corresponde a una experiencia de tránsito por una geografía. Evoca a su vez diferentes miradas que refiere alegóricamente a momentos o estados por los que transcurre un viaje geográfico de fronteras porosas por donde fluye la humanidad. También aparece la evocación a un mapa, una como cartografía mental de estos espacios suspendidos y porosos, donde la morfología y el movimiento continuo de las porciones de tierra que conforman los países, son como la vida misma, instable y cambiante.

10. ¿Qué se narra en Deriva?

 Deriva es un titulo que retomo de la navegación marítima, donde coexisten el norte geográfico y el norte magnético de la tierra. La Deriva hace referencia a una fuerza de atracción producto de el magnetismo de los polos y también de las corrientes del mar que hace que las embarcaciones vayan derivando respecto norte geográfico y fijado en la brújula, razón por la cual hay que estar constantemente corrigiendo ese rumbo para no perderse y llegar al destino previsto. Pues bien, la percepción que tengo es que Colombia esta derivando, está siendo atraída por distintas fuerzas sociales, económicas y políticas que nos están desorientando, dicho de otra forma, no logramos ponerle un norte a la brújula.   Muchas posturas diferentes compiten por la aceptación de la gente, lo que a veces nos impide ponernos de acuerdo para definir nuestro rumbo futuro.

Debo decir también que esta serie de pinturas surge en uno de los más graves picos de la pandemia a lo cual se le sumaron las múltiples marchas y voces y violencias de descontento social.  En ese contexto surge con fuerza la pregunta por las muchas y diversas “Colombias” que somos, y el  dilema de un presente donde nada parece moverse en la dirección que estamos acostumbrados, todo lo cual me impulsa la creación de una serie de mapas de Colombia con los puntos cardinales alterados, con giros respecto a las coordenadas convencionales del mapa, una estrategia que me permite hablar de un país desorientado.  Así mismo planteo fracturas entre regiones, regiones de Colombia olvidadas y separadas del estado. Superposiciones de territorios donde unos anulan a los otros. Es una Colombia desprendida de un proyecto unificador y en una suerte de viaje a la deriva donde los desbordamientos de fronteras, los conflictos internos, la relación de espacio-tiempo, están presentes.

11. ¿Por qué una Colombia fragmentada?

El concepto de fragmentación se refiere un fraccionamiento, una fractura, a una división, a una desmembración. La sociedad fragmentada representa a un pueblo que viene perdiendo el rumbo de su propia causa, que se haya desorientado.

Percibo divisiones profundas en la sociedad colombiana: fragmentación política e ideológica que nos conducen a fuertes polarizaciones. Divisiones culturales, étnicas, de clase, de región. Fragmentación de hábitat, un ecosistema se ve afectado por la falta de cuidado. Persecución política, pobreza crónica. Guerra entre partidos tradicionales y élites, entre guerrillas y Estado, entre guerrillas y paramilitares, entre mafias.

12. ¿Existen puentes comunicantes entre los fragmentos que componen a Colombia?

La serie Deriva no plantea puentes comunicantes, lo que señala es una Colombia fragmentada.  Me atrevo a pensar que los puentes comunicantes para conectar esta sociedad fragmentada son muchos y deben ser asumidos por todos, al fin y al cabo, la construcción de un país es una responsabilidad compartida.

La paz por ejemplo es siempre una construcción colectiva que nace de acuerdos, de puentes que se tienden entre los distintos actores y territorios. Puentes para pasar a ser una sociedad más solidaria y comprometida con el Otro. Puentes para cultivar el espíritu de ciudadanía, de pluralismo e inclusión entre otros muchos puentes que estamos en mora de construir.

Equipo de comunicación MAMM, Septiembre 29 de 2021